jueves, 19 de abril de 2012

Quince minutos...

"In the future, everyone will be world-famous for 15 minutes." (Andy Warhol)
Pues ha llegado mi turno :)

sábado, 2 de octubre de 2010

Terrores infantiles

Mi infancia, en general, ha sido como la de cualquier otro chaval de mi generación. Si hubiera que valorarla en una sola palabra, sí, sería una infancia feliz. Pero no era idílica. El tiempo criba los recuerdos para salvarnos de los que dañaron nuestra alma en desarrollo. Esos recuerdos, de aristas cortantes, son los que en el momento más inesperado caen desde un origen indeterminado a los pies de nuestra consciencia. Cuando eso sucede, además de sentir una extraña melancolía, nos percatamos de que aún no ha desaparecido la cicatriz que nos dejó. Como personas adultas, superando problemas aún más graves que los de nuestra infancia -problemas “de mayores”- y habiendo ensayado y perfeccionado durante muchos años esa personalidad que nos hace parecer tan seguros, nos encontramos violentamente cara a cara con nosotros mismos de niños. Durante algunos instantes sentimos de nuevo ese espanto, horror e inseguridad, efectos de algo que creíamos haber olvidado. Es en esos momentos cuando dudamos quién de los dos, adulto o niño, es el que habita en el núcleo de nuestro ser. Esa perplejidad, sin embargo, no dura mucho: el adulto no puede entretenerse demasiado en esas tonterías.

Aunque el tiempo, como ya he señalado, altera los recuerdos para nuestra conveniencia, he sentido curiosidad sobre la permanencia de aquellos con una energía especialmente negativa que hacen altamente improbable que puedan ser diluidos por la mente. Me refiero a los terrores infantiles: ese tipo de recuerdos con muy poca base racional pero que, sin embargo, están muy próximos a una emoción tan primaria que arraigan por necesidad dentro de nosotros. Somos humanos y, pese a arriesgarme en esta afirmación, todos tenemos el potencial de sentir el mismo repertorio de emociones. Y cuando tienes el ejemplo en tu vida para una emoción, éste queda en la definición del sentimiento como si se tratara de una fotografía ilustrativa. Sin embargo, por la proximidad a la esencia de las sensaciones, las emociones negativas tienen el mejor antídoto contra el olvido.

Yo soy una persona muy desmemoriada. Además tengo que realizar un gran esfuerzo de atención en aspectos que, para otras personas, no revisten el mayor de los problemas. Gente cercana a mí, con mejores aptitudes que las mías, me recuerdan siempre lo que yo no puedo. Entre risas y resignación, cumplen con la labor, aunque les lleve a la desesperación conmigo. No me atrevo a adivinar por qué esto es así, si bien sospecho que no es porque mi mente trabaje a medio gas. De momento.

Por otro lado, en mi más temprana infancia mis padres tuvieron que soportar mis terrores nocturnos y pesadillas hasta el punto de tener que consultar a médicos. Paradójicamente, recuerdo con una nitidez casi perfecta todos esos terrores como si los hubiera experimentado hace unos minutos, aunque soy incapaz de recordar mis sueños de la última noche y de muchas noches anteriores, incluso años. Todo esto me lleva a pensar que las estanterías de mi mente están repletas, desde casi el principio de mi vida, de ese tipo de recuerdos de carga negativa, inmunes a la desaparición total.

Tras tantos años de convivir con este tipo de recuerdos, he tenido la oportunidad de reflexionarlos largo y tendido. Llego a la conclusión de que me han ayudado a reforzar mi carácter, preparándome ante la vulnerabilidad que nos hace sentir aquello que desconocemos o que, simplemente, nos da miedo. Por supuesto, sigo teniendo mis miedos y mis preocupaciones, como todo el mundo. Pero esos miedos “esenciales”, puros y profundos, los tengo muy presentes en mis recuerdos.

Llevaba mucho tiempo sin escribir aquí. De modo que me he propuesto como objetivo a partir de ahora -y cuando me sienta inspirado para ello- el ir relatando uno a uno esos terrores, pesadillas y recuerdos que conservo de mi infancia. No tiene ningún objetivo terapéutico, pero siempre he pensado plasmarlos en letra para así tenerlos en otro formato que no sea el de mi memoria, antes de que ésta pueda seguir empeorando y quemar los almacenes donde ahora mismo los conservo.

Ojalá encuentre el modo de expresar con las palabras adecuadas aquello que ya de por sí no permite su reconversión a otra cosa que no sea el sentimiento original. Veremos el resultado.

jueves, 30 de abril de 2009

Noticias frescas

No podrás decir que estás bien informado si no visitas diariamente...
Y hasta aquí la coña del trimestre. Muchas gracias por vuestra atención.

martes, 13 de enero de 2009

¡Por fin se puede piratear la Playstation 3 (PS3)!

Si es que, tarde o temprano, tenía que caer. Además, lo puedes hacer tú mismo fácilmente:

http://www.vinagreasesino.com/articulos/como-piraterar-la-play-station-3-ps-3-paso-a-paso.php

Ahora, el método e parece un poco chapucero. Supongo que tendrán que refinarlo...

viernes, 9 de enero de 2009

Mashups

Bastard Pop, pop bastardo o mashup es un género de música popular basado en un método de producción particular que consiste en la combinación de dos o más temas musicales en una especie de collage [extraído de Wikipedia]

Como le comentaba a algún amigo (y archienemigo también), creo que en la música está todo inventado y sólo salen refritos. Pues bueno, ya que esto es así, ¿por qué no aprovecharlo para hacer algo original?.

Encontrado por casualidad en Oink!, no está nada mal. Pinchad en las imágenes para ir a las páginas de descarga:

Para descargar más álbumes, visitad Wha!? Studios y Bootie. Los que me conocen saben que yo de musiquero tengo lo mismo que de fan de Mari Carmen y sus muñecos. Pero esto me ha resultado curioso, oye…