¿Qué te gustaría hacer en la vida?. A mí, muchas cosas, pero lo que más me atrae es la idea de poder viajar por el mundo y conocer tantos lugares como pueda.
Yo me considero afortunado porque, al menos una vez al año, puedo permitirme un viaje. Aún no he salido de Europa, pero me he propuesto que, tarde o temprano, amplíe mi mapa y salga a visitar más mundo.
Estoy recién llegado de Berlín, en un viaje de una semana para conocer esa ciudad. Ya he hecho tres viajes a Alemania, y ésta es mi segunda visita a Berlín. Sólo puedo decir que la ciudad y el país me encantan. No puedo concretar todo lo que me gusta de Alemania en general, y de Berlín en particular: Quizá sea su gente, su civismo, su modo de vivir pleno y tranquilo. O quizá sus ciudades, limpias y modernas, con grandes urbes ordenadas y pueblecitos de fantasía, todos agradablemente acogedores. Berlín, por su parte, como capital de su país es también capital en interés turístico. Toda ella es un museo vivo y merece la pena pasar días enteros descubriéndola.
Seguramente volveré a visitar de nuevo Alemania y a seguir conociendo sus rincones, pero como es un sueño de cualquier amante de los viajes, quisiera conocer los lugares más famosos del mundo y también perderme en pequeños paraísos escondidos. También como mucha gente, he soñado con ser rico y poder dedicarme el resto de mi vida a viajar por todo el planeta. Pero claro, eso es bastante complicado, más aún si ni siquiera juego a la lotería.
Pero hay gente que no es rica y ha cumplido su sueño de viajar. Y en este post quiero presentaros a Matt, uno de estos afortunados -que no ricos- emprendedores de su propio sueño. Él es programador de videojuegos, un oficio que le gusta, pero que no le hace millonario, como se pudiera pensar. Sin embargo, hizo lo que a muchos de nosotros se nos ha pasado por la cabeza, pero no tenemos el valor suficiente de hacerlo: Dejó su trabajo y, con el dinero que había ahorrado, se dedicó a viajar varios meses por el mundo.
No sólo eso: Como algo que pensó que podía ser curioso y divertivo, en cada escala que hacía por el planeta se grababa a sí mismo bailando delante de un monumento, un paisaje o con gente del lugar. Iba colgando en su web todos estos vídeos para mantener a sus familiares y amigos informados de su aventura, y esto propició que una empresa de chicles (?) viera los vídeos y se interesara por él. Y, sencillamente, le ofrecieron a Matt que siguiera viajando y bailando por el mundo, ahora a gastos pagados.
Por supuesto, lo aceptó. Y siguió viajando y bailando muchos meses más. Hasta que se le acabó el patrocinio. En ese momento, regresó a su casa y encontró empleo de nuevo como programador. Y ahí sigue.
De toda esta historia, como moraleja que extraigo, es que vamos dejando de lado nuestros sueños por conseguir los logros típicos, es decir: trabajo, casa y familia. No es que éstos no sean importantes, que lo son, pero perdemos la noción de qué es lo que deseamos de verdad y qué hemos hecho para conseguirlo. Es mayor el miedo a perder lo que tenemos que la satisfacción de lograr lo que ansiamos, y eso nos hace acomodarnos a nuestra parcela de éxito clásico.
Por tanto, ¡chapeau por Matt!. Será fugazmente famoso por haber bailado por todo el mundo y delante de una cámara, pero seguro que es feliz y lo será toda su vida de haber logrado su mayor sueño. Te envidio.
Para saber más sobre Matt, visitad su web.
5 comentarios:
En la pagina curioso pero inutil, están haciendole la competencia al Matt este, haciendo videos de todos los que leen la bitacora.
Un saludo Archienemigo, sabes que te odio.
Bueno, nosotros no nos pegamos el bailecito, ni nos vamos tan a tomar por saco como el Matt, pero de todos los viajes que hacemos, procuramos sacarnos una foto para Carranza con un periódico y una piedra del lugar delante del monumento más tipico de la zona.
Quizá Añilmanchego debería escribir sobre eso, jejeje.
Tienes razón.
No tengo perdon de dios, mira que trarme piedras y no ponerlas
cuando me arreglen la camara las voy a fotografiar todas, y cuando las tenga voy a hacer un post,
Por cierto, aun te debo el de las diferencias entre las golondrinas europeas, y las africanas, que pueden llevar cocos.
Que razón tienes. Pero no te creas que eres el único al que apasiona viajar y no se atreve a dejarlo todo durante un tiempo para conseguir hacer realidad sus sueño. Igual es miedo a perder el tren de alta velocida en el que se ha vuelto nuestras vidas, del que si te vajas no sabes si podrás volver a subirte. De todas maneras hay que hacer escapaditas, es también una buena forma de conocer ese gran mundo que hay fuera.
Saludos.
Planteando preguntas: ¿qué beneficio tiene subirse a ese tren de alta velocidad?. ¿Acaso bajar, pararse y disfrutar de ese momento nos va a impedir subirnos de nuevo?
Filosofía de vida, en estado puro...
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