lunes, 14 de mayo de 2007

Mondo brutto

En mi habitual rito mañanero del lunes en el trabajo, me da por revisar los periódicos y otras gacetas electrónicas. Lo que se dice no dar ni chapa, vamos.

Parece que Pedro J. Ramírez está preparando un nuevo bombazo informativo...

Una de mis paradas habituales es el panfleto de conspiraciones El Mundo, ya que desde que cerraron el periódico ése de sucesos de Increíble, pero cierto, iba echando en falta titulares extravagantes para amenizar la jornada. No... no es sodomía; es mi modus operandi consultar todo tipo de fuentes y no creerse ninguna. Conociendo todos los puntos de vista puede que estés más cerca de la verdad que, para más frustración, no creo que sea ni Única ni Divina en la mayoría de las ocasiones.

Sin embago, en ese periódico no todo tiene el mismo valor que los folios en los que está impreso -me refiero a la edición electrónica, nótese la ironía-. Hay algunas secciones que se salvan, y entre ellas con la que más disfruto es la de El Descodificador, donde se critica de forma normalmente ácida -de ahí que me enganche; soy fan de House, ¿qué pasa?- todo lo que se vomita por la tele a diario.

El trabajo de Javier Pérez de Albéniz, responsable de la sección, tiene miga. De primeras, se tiene que tragar todo aquello que ni la más marujona aguantaría en las sobremesas. Y luego tiene que mantener su entereza mental para seguir tal cual y poder realizar su crítica.

Lo que me engancha de su sección es, posiblemente, lo bien que usa el lenguaje escrito para que, usando la ironía como arma principal, es capaz de colarte paradojas de la vida cotidiana y activar tus neuronas para que reflexiones sobre los agujeros de la conducta humana moderna. Y todo ello a colación de cualquier exhibición de las domingas de la petarda de turno en cualquier programa del corazón y otras tripas.

Este Javier Pérez es un filósofo de los de ahora escondido bajo la piel de un crítico televisivo. Con ese disfraz es capaz de llegar a las masas; sin embargo, entre un agudo comentario y otro se esconde mucho más de lo que aparenta.

No voy a cerrar este comentario sin copiar y pegar de forma rastrera uno de sus últimos comentarios. Todo sea para demostrar lo que os he vendido más arriba. Espero que os guste, si es que alguien me lee:

En la salud y en la enfermedad

[...] les contaré que ayer TVE ofreció en poco menos de media hora dos enfoques diferentes de noticias relacionadas con la movilidad de enfermos tetrapléjicos. En 'Telediario 2' Lorenzo Milá nos contó la épica historia de un tetrapléjico japonés que se ha propuesto dar la vuelta al mundo en su silla de ruedas. Ahora está en Cataluña, camino de Andorra. TVE lo considera un héroe, lo cubre de alabanzas y le dedica un espacio de lujo.

Antonio N. también es tetrapléjico, también apareció en TVE y también podemos considerar los viajes como una de sus pasiones. El pasado viernes, sin ir más lejos, abandonó el Centro de Atención de Minusválidos Físicos de Sampedro de Leixa de Ferrol para emprender una peculiar aventura: alcanzar con su camilla-silla motorizada, siguiendo la autovía que comunica Ferrol con Vilalba, un club de alterne cercano. Antonio no salió en el Telediario. Salió en 'Gente', programa de la misma cadena en el que se mofaron del pobre hombre, "que se considera una persona normal, no un salido".

Un japonés que se aventura en los agrestes Pirineos andorranos con una silla de ruedas, un héroe. Un gallego que, en una versión 'cañí' de la peli 'Una historia verdadera', utiliza su camilla-silla motorizada para ampliar su círculo de amistades, un sátiro.

Esta sociedad globalizada puede llegar a ser tremendamente miserable: potencia el aislamiento del individuo, valora las gestas personales frente a la amistad y el trabajo de equipo, ensalza el esfuerzo irracional por encima del placer natural. El japonés no coronará los Pirineos ni con la ayuda de Eufemiano Fuentes. Ójala Antonio N. alcance la próxima vez su destino.

3 comentarios:

anilmanchego dijo...

Jeje, y es que nunca nadie es profeta en su tierra, ¿no es así?

En fin, yo también estoy con Antonio, creo que deberíamos hacer una página regalando pulseras a lo estilo Pantoja, apoyando a Antonio.

Mejor está en el club, que no delinquiendo o apedreando perros por ahi.

Un beso negro, mi querido gran odiado.

Anónimo dijo...

A mi también me mola El Descodificador, es lo único que está manteniendo la dignidad de elmundo.es desde que campan los conspiranoicos...en fin, yo también lo leo por aquello de comparar, y bla bla...hoy en dia es difícil cambiar de opción política cuando la tienes muy formada, pero está bien estar al tanto de lo que dicen (para poder responder y estar en guardia cuando me atacan en la oficina, por rojuza y progre y demás cosas horribles), y además, esto de la conspiración del 11M está siendo más interesante que una buena novela policiaca, no crees?

Rabanero dijo...

Hoy en día defender una opción política se ha transformado en la defensa de unos colores, como si nos encontráramos entre hinchadas de fútbol. Según al partido que defiendas, todo se reduce a alentar sus actuaciones, seas las que sean, y a despreciar las del enemigo.

Yo prefiero mantenerme en la valiosa porción de tarta de indecisos -que no ignorantes- y ceder mi voto en cada momento a la opción política menos mala, ya que la Democracia es el sistema de gobierno de lo menos malo.

Es complicado entender las propuestas actuales sin mezclar sus acciones pasadas. Es trabajo de cada alternativa política saber enmendarlos, cosa que no creo que hoy haga ninguno de forma satisfactoria. Sin embargo, dado que la masa votante está de acuerdo en llevar cerca del corazón las siglas de su partido, tampoco se les crea a éstos la necesidad de evolucionar. Ven más rentable la vía de radicalizarse en sus postulados, porque levantan más pasiones entre el gentío. Y eso creo que es muy malo para la convivencia y el futuro.

Por tanto, mi voto lo cedo como premio a los que saben adecuar su programa a las necesidades de cada época, que no son siempre las mismas. A veces también mi voto sirve de castigo para todos, por no haber sabido captar dichas necesidades. No es cuestión de antecedentes históricos, porque eso es terreno de los historiadores y sólo serviría para albergar rencores, algo que pasa mucho ahora y no creo que ayude a nadie.

Desde hace tiempo unos se sacuden los restos del marxismo y otros los del falangismo. Hay nuevas generaciones dentro de cada uno de ellos y, al margen de que nos caigan más simpáticos o no -no pretendo irme de cañas con ellos- su tarea es la de dirigir una nación.

Una pena que no existan más opciones políticas serias y un sistema más democrático, apoyado por los avances tecnológicos. ¿No es irónico que se pueda votar al cantante petardo de turno que se ha de salvar en cuestión de minutos y, sin embargo, tengamos que ceder cuatro años nuestra opinión al partido político que hayamos elegido, haga lo que haga?